Mi perrita triste, no siempre lo fue,
pero en el largo pesar de los años olvido su sonrisa.
Lejos quedaron los tiempos cuando jugábamos a la pelota
o me acompañaba a regar para tratar de morder el agua de la manguera.
ahora viaja en una nube de algodón mas alla del arcoiris
donde no hay dolor .
mi perrita triste, déjame acariciar tu panza una ultima vez
y quedate con migo por siempre que puedes estar en mi falda
bajo el viejo pimiento de la antigua casa que tanto nos gustaba.